Swifties, ya se nos cumplió la novela, Taylor Swift dijo “sí” y lo hizo con un anillo que no es solo joya, es un statement mundial. Desde que Travis Kelce se arrodilló, internet no habla de otra cosa que de ese diamante que parece sacado de una vitrina de museo. Porque no estamos frente a un anillo cualquiera, sino ante una pieza diseñada a la medida por él.
Un diamante con historia
Este anillo no se consigue en ninguna joyería común ni aparece en catálogo. Travis Kelce quiso algo único y se fue directo con Kindred Lubeck, de Artifex Fine Jewelry en Nueva York, para diseñarlo desde cero, el resultado un diamante de corte old mine, también conocido como cushion elongated, engastado en oro amarillo con detalles grabados a mano.
Un look que recuerda a las piezas victorianas, pero con un toque moderno y personalizado. Todo pensado para que fuera un símbolo romántico, diferente y con una vibra que encaja perfecto con la esencia de la multifacética artista.
¿Cuánto cuesta el anillo?
Los expertos coinciden en que la piedra central podría tener entre 7 y 15 quilates, lo cual ya lo coloca en la categoría de “mega joya”. En cuanto al precio, las estimaciones varían algunos calculan que podría rondar entre 250 mil y 500 mil dólares, otros lo ponen fácilmente en el rango del millón de dólares.
Incluso hay quienes aseguran que, si el diamante resulta ser especialmente raro, su valor podría dispararse hasta los 5 millones. Básicamente, es como si Travis hubiera puesto en la mano de Taylor un pedazo entero de estadio de la NFL.
¡Diseñado por el mismo Travis!
Lo impresionante de esta joya no es solo el tamaño del diamante ni la cifra con muchos ceros detrás, sino el significado y la estética que lleva consigo. El diseño juega con un estilo artesanal, vintage y elegante, que destaca por el halo metálico que rodea la piedra y los engastes tipo prong que le dan un brillo especial.
Es un anillo que habla de tradición, de romance y de personalidad. No se trata solo de lujo: es un guiño a las raíces, a la nostalgia y a un amor que busca dejar huella. Y claro, al mismo tiempo es una pieza que grita “Taylor Swift” por todos lados: sofisticada, atemporal y completamente inolvidable.
