Un dueto generacional que celebra la vida
Cuando la vulnerabilidad se vuelve canción, ocurren cosas como “El méndigo día del padre”, el nuevo sencillo de José Madero junto a Manuel Mijares. Lo que empezó como un episodio doloroso el diagnóstico de cáncer en el papá de Madero terminó en una declaración de amor, resiliencia y gratitud que cruza generaciones.
Un diálogo padre-hijo sin filtros ni sentimentalismo barato
Lejos de la autocompasión, Madero escribe desde la frontalidad:
- La voz del hijo —interpretada por él: expone el pánico a la pérdida.
- La voz del padre —en manos de Mijares: responde con temple y valentía.
La canción se mueve entre estrofas confesionales y un coro capaz de erizar pieles: una power-balada que abraza guitarras eléctricas, cuerdas dramáticas y dos timbres tan distintos como perfectamente compatibles.
Mijares: el empuje vocal que eleva la catarsis
Invitar a Mijares fue un golpe maestro. Su registro grave aporta experiencia y calidez, convirtiendo la pieza en un puente entre fans de distintas épocas. El resultado es un himno para cualquiera que celebre o extrañe a su padre.
“Si llega el miedo, aquí estoy para verlo contigo”, canta Mijares, y la línea funciona como mantra contra la incertidumbre.
Más que una dedicatoria: un recordatorio de estar vivos
Hoy el padre de José Madero está libre de la enfermedad. Esa victoria se siente en cada acorde: la canción no busca lástima, sino honrar la fragilidad de los días y la fuerza de los lazos familiares.
- No hay cursilería: solo honestidad brutal y un riff que explota en el clímax.
- No hay falsa positividad: se reconoce el terror, pero también la posibilidad de vencerlo.

Dónde escucharla y por qué ponerla en repeat
“El méndigo día del padre” ya está disponible en todas las plataformas digitales. Ponla en tus audífonos si necesitas:
- Un abrazo sonoro antes de marcarle a tu papá.
- Una descarga emocional para gritar lo que no sabes decir.
- Recordar que la música todavía puede ser refugio y valentía al mismo tiempo.
José Madero y Mijares dejan claro que cantar también es una forma de sanar. Y a veces, de eso se trata la vida: de transformar el miedo en una melodía que podamos corear juntos.